Quinta Esencia
En la Edad Media, la quinta esencia era un elemento hipotético, también denominado éter. Se le consideraba un hipotético quinto elemento o "quinta esencia" de la naturaleza, junto a los cuatro elementos clásicos: tierra, agua, fuego y aire.
Estos cuatro elementos son la excusa de estudio paisajístico para Dresu en la creación y composición de sus atmósferas. La representación de un lugar por el simple hecho de ser reconocido geográficamente, no es motivo principal de su trabajo.
Dresu acomete el paisaje basándose en los cuatro elementos naturales para obtener la expresión sensitiva y meteorológica de cada uno de ellos: la calidez de un atardecer, el relente de la mañana, el vaivén de las nubes, el reflejo del agua...
En la creación artística, no es el conocimiento razonable el que da sentido, sino la manera en que el artista transforma los sentimientos y las ideas en fuerza creadora. (Gao Xingjian)
El Eco del Exilio
La expresión “el eco del exilio” puede interpretarse de diferentes maneras, dependiendo del contexto en que se utilice. Generalmente, hace referencia al impacto duradero y la resonancia emocional o cultural que deja el exilio en una persona o en una comunidad. El “eco” sugiere una prolongación del sufrimiento, la pérdida, o la nostalgia asociada con la separación de la patria, la familia o la identidad.
En un sentido literario o simbólico, “el eco del exilio” puede aludir a cómo las experiencias de aquellos que han sido desplazados continúan influyendo en sus vidas, en sus obras o en las generaciones posteriores, incluso mucho después de haber dejado su lugar de origen. Esta expresión también puede capturar la sensación de ausencia o vacío que acompaña a la desconexión de la tierra natal, un eco que persiste tanto en el individuo como en la memoria colectiva.
En resumen, “el eco del exilio” se refiere a las huellas emocionales, culturales o existenciales que quedan tras la experiencia de ser exiliado, así como a la forma en que esas huellas resuenan a lo largo del tiempo.